
El nuevo pontífice ha manifestado a las comunidades judías del mundo su deseo de reforzar el diálogo de la iglesia católica romana con ellas, en un mensaje que llega tras el deterioro de las relaciones entre el Vaticano e Israel a causa de la guerra de Gaza.
El primer papa nacido en Estados Unidos envió una carta al rabino Noam Marans, director de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Estadounidense, en la que decía que se compremete a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la iglesia con el pueblo judío en el espíritu de la declaración “Nostra Aetate” del concilio Vaticano II.
Nostra Aetate fue un documento histórico del concilio de 1962-1965 que repudiaba el concepto de culpa colectiva judía por la muerte de Jesús e instaba al diálogo con las religiones no cristianas.
En su momento, el breve documento revolucionó las relaciones católicas con los judíos tras siglos de persecución y desconfianza y tras años de relaciones a menudo tensas, el Vaticano e Israel firmaron un “acuerdo fundamental” en 1993 e intercambiaron embajadores de pleno derecho al año siguiente.