
La leucemia linfoide aguda (LLA) es un tipo de cáncer en la sangre que afecta principalmente a niños, siendo la afección oncológica más común en la edad infantil.
Según la doctora Daniela Chacón, hematóloga del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), se estima que hay aproximadamente 2.000 casos anuales de LLA en el país. Aunque esta cifra no la convierte en una patología tan común como la hipertensión arterial, por ejemplo, posee altas tasas de incidencia a nivel mundial, al igual que en el ámbito nacional.
Aunque la LLA no es frecuente, su impacto en la vida tanto del paciente y sus familiares es significativo, afectando no solo el bienestar físico, sino mental y emocional, comentó la especialista.
La doctora Chacón explicó que la LLA no se puede prevenir, ya que ocurre por mutaciones genéticas en personas sanas sin factores de riesgo conocidos como la obesidad, hipertensión o el tabaquismo. Sin embargo, la exposición a altos niveles de radiación puede ser un detonante para el desarrollo de patologías hematológicas, incluyendo cáncer.
Síntomas de alarma
Es crucial buscar atención médica si se manifiestan síntomas comunes de LLA, los cuales varían según la edad del paciente:
· En pacientes pediátricos: La enfermedad puede causar pérdida de energía, llevando a que el niño deje de jugar, prefiera estar acostado y no sonría con normalidad. Otros signos incluyen palidez, moretones espontáneos, sangrados, fiebre prolongada sin causa aparente que no mejora y dolor óseo continuo, fuerte y generalizado que limita las actividades diarias. En algunos casos, se puede notar un aumento en el tamaño de los ganglios del cuello o del bazo.
· En adultos: La LLA se manifiesta principalmente con cansancio extremo, debilidad intensa, palidez y, en ciertos casos, sangrados cutáneos o de las mucosas (como las encías).
Diagnóstico preciso
Para detectar la enfermedad, el primer paso es un análisis de hematología completa, luego el diagnóstico exacto se hace por el Estudio de Citometría de Flujo.
La doctora Chacón enfatiza que el pronóstico de la enfermedad no depende del momento del diagnóstico, sino de las mutaciones genéticas asociadas, que determinan el riesgo de la patología, y si hay infiltración en el sistema nervioso.