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Desafíos de la seguridad asociados a la realidad virtual y aumentada

Si bien los sistemas de realidad virtual y sus tecnologías asociadas traen múltiples beneficios, su uso también plantea problemas de seguridad. ESET , compañía líder en detección proactiva de amenazas, advierte que los dispositivos y espacios para utilizarlos crecieron en el último tiempo y los ciberatacantes están al acecho.

La realidad virtual y aumentada ya se aplica en varios campos. Se emplean, por ejemplo, en la simulación de prácticas de profesionales de la salud, la enseñanza y el aprendizaje a distancia, en terapias y atención médica, en el arte, los viajes virtuales. La utilizan, incluso, ejércitos para mejorar las misiones de entrenamiento de los soldados y ciertas fuerzas policiales para identificar a posibles criminales. El crecimiento que se espera en el mercado mundial de chips de realidad aumentada y virtual se estima de entre los 7760 millones de dólares para 2026 en todo el mundo, según Allied Market Research.

El metaverso, por otro lado, promete la interacción a través de realidad virtual y aumentada con el desarrollo de estándares abiertos, y uno de sus objetivos, anunciados por el  Metaverse Standars Forum en 2022, es fomentar la colaboración en la computación espacial en gráficos 3D interactivos, sistemas geoespaciales, simulación física y creación de contenido fotorrealista.

Desde ESET mencionan que los sistemas de realidad virtual y aumentada pueden recopilar mucha más información personal que los sistemas tradicionales. Por ejemplo, los auriculares VR con micrófonos en vivo, pueden grabar todas las conversaciones; los sistemas de seguimiento sobre HMD con cámaras, obtener videos de espacios privados e, incluso, registrar qué está mirando el usuario. Estos datos, sumados a la información biométrica que recopilan los dispositivos, se convierten en un tesoro para los cibercriminales.

En estos entornos es casi imposible anonimizar los datos de rastreo debido a que los individuos tienen patrones de movimiento únicos que, junto a la información conductual y biológica recopilada en cascos de realidad virtual, hacen identificable al usuario con un alto grado de precisión. Un problema clave de privacidad en estas tecnologías es la naturaleza altamente personal de los datos recopilados: datos biométricos como escaneos de iris o retina, huellas digitales y de manos, la geometría del rostro y las impresiones vocales. Toda esta información es mucho más sensible que la que recopilan los sistemas masivos actuales como las redes sociales, y otras formas de tecnología, que ya son utilizadas, por ejemplo, en ataques de suplantación de identidad.