
Por primera vez desde el inicio de su pontificado, el papa León XIV acudió a la plaza de España para participar en el tradicional acto de veneración a la Virgen María en la solemnidad de la Inmaculada Concepción.
El pontífice elevó una oración especial y presentó una ofrenda de rosas blancas ante el monumento mariano.
Acompañado por autoridades eclesiásticas y seguido por miles de fieles, el santo padre dirigió una oración especial dedicada a la virgen y depositó a sus pies una ofrenda de rosas blancas, símbolo de pureza y devoción.
Ante los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, León XIV recordó durante el rezo del Ángelus que este 8 de diciembre la iglesia celebra con alegría que “el Padre Celestial quiso a María íntegramente inmune de la mancha del pecado original”.
El pontífice explicó que “el Señor concedió a María la gracia extraordinaria de un corazón totalmente puro, en vista de un milagro aún mayor: la venida al mundo, como hombre, de Cristo Salvador”.
Añadió que este don pudo dar fruto porque la joven de Nazaret lo acogió libremente, respondiendo con total disponibilidad al proyecto divino.
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