
La naranja tiene una historia tan rica como su sabor. Originaria del sudeste asiático, esta fruta cítrica ha viajado por siglos desde los antiguos jardines chinos hasta convertirse en la más consumida del planeta, con más de 75 millones de toneladas producidas al año.
Su llegada a Europa se dio gracias a los árabes, quienes la introdujeron en la península ibérica en el siglo VIII, donde encontró el clima perfecto para florecer y convertirse en parte esencial de la cultura mediterránea, y desde allí erigirse como símbolo de frescura y vitalidad.
Hoy, la naranja sigue siendo protagonista en la alimentación diaria por su alto contenido de vitamina C, su sabor refrescante y su versatilidad.