
Gabi Matos cambia el pañal de Ravi mientras le habla en tono dulce. Pero el pequeño no llora ni se mueve: es un bebé reborn, muñecos hiperrealistas que han desatado una tormenta mediática, social y hasta legislativa en Brasil.
Confeccionados artesanalmente con silicona o vinilo, estos muñecos que pueden llegar a costar miles de dólares muestran un asombroso nivel de detalles: venitas, lágrimas, saliva. Algunos maman y hacen pipí.
En Brasil, el éxito de los reborn, creados en Estados Unidos a principios de los 1990, creció en los últimos años, mientras a nivel global, el mercado movió 200 millones de dólares en 2024, según Market Report Analytics.
Una joven de 21 años de edad, que reside en Campinas, ciudad vecina de São Paulo cuenta “siempre me gustaron los bebés y las muñecas, desde muy pequeña. Cuando descubrí este arte me enamoré”.
A los 9 años de edad, su padre le regaló el primero. Ahora tiene 22 a los que da de comer, baña, duerme y cuida cuando enferman, como hacen los niños con las muñecas. Sus rutinas de “mamá” las comparte con sus 1,3 millones de seguidores en YouTube.