
La tradición de quemar incienso, presente en rituales religiosos, prácticas de relajación y como aromatizante de espacios, ha sido durante mucho tiempo percibida como inofensiva, incluso beneficiosa.
Sin embargo, una investigación reciente de la Universidad Tecnológica de China encendió las alarmas, sugiriendo que la exposición continua al humo de incienso podría entrañar riesgos para la salud significativamente mayores que los del humo del tabaco.
Este estudio se centró en analizar la toxicidad del humo generado por la quema de incienso de madera de agar y sándalo.
Los investigadores expusieron células de ovarios de roedores a este humo en condiciones controladas y compararon sus efectos con los del humo de cigarrillo.