Un estudio reciente en la Revista de Neurociencia sugiere que permitir que la mente divague puede ser una estrategia efectiva para mejorar la memoria y potenciar el aprendizaje. Contrario a la percepción común de que la distracción dificulta el aprendizaje, los investigadores están descubriendo que la divagación mental puede beneficiar al cerebro, especialmente durante tareas que no requieren concentración total.
La divagación mental, definida como el acto de que la mente se aleje de la tarea en cuestión para centrarse en pensamientos no relacionados, ocupa una parte significativa de nuestras horas de vigilia.
Si bien estudios previos han destacado los impactos negativos de la distracción, como la disminución del procesamiento de la información y el deterioro de la percepción sensorial, nuevas investigaciones están descubriendo sus aspectos positivos.
El trabajo de Peter Simor y su equipo se centró en cómo la divagación mental puede beneficiar el aprendizaje, particularmente el no consciente.