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El cáncer de tiroides es más frecuente en mujeres

Septiembre es el mes de la concientización sobre el cáncer de tiroides, una patología oncológica que, afortunadamente, es de los tipos más tratables. Es más frecuente en mujeres que en hombres y su incidencia ha aumentado en las últimas décadas.

El doctor José Miguel Núñez, cirujano oncólogo, especialista en cabeza y cuello de la Clínica de Prevención del Cáncer (CPC) de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), afirma que esta patología se desarrolla en la glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello, y corresponde al 1 % de las enfermedades oncológicas.

Se origina a partir de nódulos o bultos que se forman en los lóbulos tiroideos, (la tiroides tiene dos lóbulos conectados por un istmo que le dan una forma de mariposa), pero es importante saber que la mayoría de estos nódulos (entre el 80 % y 90 %) son benignos.

Tipos y síntomas

El cáncer de tiroides se clasifica en dos grandes grupos: cáncer diferenciado y cáncer poco diferenciado. El tipo más común es el diferenciado, que incluye el cáncer papilar, menos agresivo y presente en el 80 % de los casos. En el grupo del cáncer poco diferenciado se ubican el medular y el anaplásico, siendo este último el más agresivo de todos los tipos.

En las etapas iniciales, el paciente suele ser asintomático. Sin embargo, a medida que el tumor crece, pueden aparecer síntomas como:

·         Ronquera o cambios en la voz (disfonía), por afectación de los nervios laríngeos recurrentes.

·         Dificultad para tragar o respirar, al producir compresión de las estructuras adyacentes.

·         Dolor en el cuello o garganta, aunque no siempre está presente.

El especialista de la SAV advierte que estos síntomas también pueden manifestarse en los nódulos benignos. Sin embargo, si son persistentes y están asociados a ganglios inflamados en el cuello, el grado de sospecha es mayor y es crucial consultar a un especialista en cabeza y cuello.

Es importante saber que las pruebas tiroideas o perfil tiroideo (TSH, T4 Libre y T3 Libre) suelen estar dentro de los límites normales en la mayoría de los pacientes con cáncer de tiroides.

Diagnóstico y tratamiento

El primer paso para el diagnóstico es el examen físico. La ecografía es el estudio de imagen ideal para evaluar los lóbulos tiroideos y los ganglios cervicales. Hay ciertas características que pueden indicar malignidad, como un crecimiento rápido del nódulo, cambios en su forma, presencia de calcificaciones y un aumento de vascularización en su centro.

Si el nódulo presenta características de sospecha, se puede realizar una biopsia mediante punción aspirativa con aguja fina (PAAF), un procedimiento rápido y sencillo. En casos más complejos, se pueden indicar estudios complementarios, como una tomografía para evaluar la extensión del tumor y la nasofibrolaringoscopia para visualizar la movilidad de las cuerdas vocales. 

El tratamiento principal es la cirugía (tiroidectomía total), que puede incluir la extirpación de los ganglios cervicales si están afectados. En algunos casos, dependiendo del resultado de la biopsia, se utiliza el yodo radiactivo como terapia complementaria. Para los pacientes que no pueden ser operados, existen opciones como la radioterapia o las terapias dirigidas.

Pronóstico y mensaje crucial

El pronóstico del cáncer diferenciado de tiroides es muy positivo, con una tasa de supervivencia muy alta; nueve de cada 10 pacientes (90 %) con este tipo de cáncer viven al menos diez años. El pronóstico es menos favorable para el cáncer poco diferenciado, especialmente, para el anaplásico.

Como mensaje final, el doctor Núñez recalca que la detección temprana es clave para un tratamiento oportuno. Si se presentan síntomas como un aumento de volumen en el cuello, ronquera, dificultad para tragar o ganglios inflamados que persisten por más de dos semanas, se debe acudir a un médico especialista en cabeza y cuello.

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