
Un creciente cuerpo de investigación sugiere que el momento y la cantidad de las comidas pueden tener un impacto significativo en la salud, especialmente en relación con el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Según explicó la doctora Marta Garaulet, profesora de fisiología en la Universidad de Murcia, consumir la mayor parte de las calorías diarias durante la cena, como es común en países, podría estar relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y niveles elevados de inflamación.
En contraste, patrones alimenticios que priorizan un desayuno o almuerzo más sustanciales parecen ofrecer beneficios metabólicos y de control de peso.